En palabras simples, las buenas deudas generan un beneficio, es dinero extra que viene a producir para nosotros, por ejemplo: prendas sobre equipo mejorado de producción, hipotecas sobre propiedades que expanden nuestra capacidad, etc. Estas deudas son pagables. Por lo contrario, las deudas malas, en el largo plazo no se pueden pagar, ya que no sostienen o contribuyen con el crecimiento del negocio, no producen y más bien nos drenan la caja.

Las malas deudas casi siempre son la solución a problemas con el flujo de caja, por lo que empezamos a hacer uso de tarjetas de crédito o préstamos pequeños para terminar de financiar la operación. También es muy frecuente que al iniciar el negocio se adquieran estos compromisos para poder tener capital de trabajo. El asunto con estas deudas es que tienen tasas de interés altas y ponen mucha presión sobre una empresa que es nueva, y que opera con incertidumbre. Y casi siempre estas deudas nacen cuando el emprendedor, sin darse cuenta, está drenando el negocio, y tomando para uso personal, más de lo que debería, o porque está operando como la empresa que sueña y no como lo que realmente es.

Entonces, ¿qué hacer?

Evitemos la plata rápida y fácil, porque usualmente eso va a salir más caro de la cuenta. Un emprendimiento no debe sostenerse gracias a la deuda. La deuda, en vez de generar presión, debe generar producción, debe ser planificada.

No dependamos económicamente del negocio, y sólo del negocio, al inicio. Si queremos hacer las cosas bien, así como el negocio necesita capital para empezar, nosotros, a nivel personal, necesitamos un fondo para sostenernos durante algunos meses y no drenar la caja del negocio desde el día uno.

Separemos nuestras finanzas de las finanzas del negocio. La forma más fácil de hacerlo es tener cuentas bancarias separadas y sobre todo asignándole un salario al colaborador más importante: usted.

Esperemos a que el negocio nos diga cuando una deuda es buena idea. Desde el día uno no vamos a tener ni el dinero, ni los clientes, ni las ventas que soñamos y por ende no deberíamos pagar o invertir en cosas que la empresa todavía no puede costear. Es el mismo negocio el que nos va indicando qué se necesita, cuándo y de qué tamaño.

De acuerdo con el Índice Global de Emprendimiento 2018 , el 80% de los emprendimientos en Costa Rica no llega al tercer año de vida. A algunos les faltó pasión y a otros un buen modelo de negocios. Y como lo que se busca es ser rentable, el tema del dinero y las finanzas en general siempre son claves cuando estamos desarrollando una idea y muchas veces son la razón del por qué un emprendimiento muere. Lo motivo a ser cauto, tomar decisiones informadas y a asesorarse, para que su idea de negocio sobreviva y crezca.

Tomado de https://www.finanzasdetuatu.com/consejos-financieros